La Ley de Semillas, la agroecología y el buen comer

Cuatro años después de haber entregado una propuesta de ley sobre la Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento Agroecológico, el jueves 4 de mayo la Asamblea Nacional aprobó una fuerte adaptación. Con 76 votos afirmativos, 20 abstenciones y 41 ausentes, la ley pasó.  La red de familias QueRicoEs, escuchamos la radio de la asamblea desde nuestros hogares y barrios, estuvimos atentos a grupos de conversación sobre el tema y otros asistimos frente a la asamblea para mostrar en un altar, la vida de las semillas que sabemos, no debe ser controlada.

Logros y puntos de disputo de la nueva ley

El titulo de la nueva ley es «Ley de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento de la Agricultura Sustentable». Un logro es que se ha integrado en una ley la definición fundamental de la Semilla en Art 28, que dice: ‘La semilla nativa es patrimonio de los pueblos y nacionalidades, es parte de los recursos para la alimentación y agricultura, cuyo componente genético no es susceptible de apropiación. Se prohíbe la apropiación del conocimiento colectivo asociado a los recursos fitogenéticos para la agricultura y alimentación.’ 

También es una buena noticia que se eliminaron los artículos que señalaban al material genético como Patrimonio del Estado, y que se mantiene bien la idea de bancos vivos de semilla, ahora bajo la fórmula de centros de bioconocimiento en Art. 20. Sin embargo, en la transitoria segunda se habla de que el banco nacional de germoplasma integrará las colecciones privadas y bancos de germoplasma locales; algo totalmente impracticable y susceptible de interpretaciones diversas.

La Ley de Semillas, junto con la Ley de Sanidad Agropecuaria, constituyen una  amenaza a los derechos de las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades ya que limitan el uso, conservación, producción y libre intercambio de semillas nativas, ancestrales y tradicionales y establece fuertes controles por parte de la Autoridad Agraria Nacional para garantizar la circulación de lo que la Ley denomina “semillas de calidad”, entendidas a estas como “el conjunto de características mínimas que debe tener una semillas en sus componentes genético, fisiológico, físico y fitosanitario, analizado por un laboratorio de semillas» (Disposición General Tercera). Mientras tanto, la Ley de Sanidad Agropecuaria establece una serie de condiciones, requisitos y pasos para cumplir determinadas normas de calidad sanitaria vegetal y animal que son de aplicación general a pequeños, medianos y grandes productores.

En el art. 48 cambian el concepto de agroecología por agricultura sustentable. Eso significa un retroceso conceptual. Al nivel constitucional y de otros leyes ya se había logrado posicionar a la agroecología en su dimensión política, que se trata de un camino de liberación campesina sobre las múltiples formas de dependencia tecnológica, económica y cultural. “Sustentable” en cambio es una simplificación teórica que se limita a las “buenas prácticas” susceptibles de control, manipulación y definiciones ambiguas. Por el lado positivo, no se cambió el fomento a la agroecología. En los artículos sobre mecanismos de fomento e incentivos (Art. 50, 51 y 52) lo que se propone es bastante consistentes con lo que propuso la sociedad civil.

Otro elemento que causa indignación, y se mantiene en la ley aprobada, tiene que ver con la creación de los inspectores para el control de semilla (Art. 53 y 54) , quienes además podrán hacer uso de la fuerza pública a través de la policía nacional para el control de los procesos de semillas: producción, comercialización, uso, certificación, importación, exportación, etc.. teniendo libre acceso a los predios agrícolas, plantas seleccionadoras, sitios de expendio.  ¿En qué sentido va está norma?


Cosecha de opiniones

En las familias QueRicoEs, los consumidores, productores, investigadores, amas de casa tenemos diversos puntos de vista y seguiremos informándonos al respecto.

Por su parte la bióloga Elizabeth Bravo (Quito) señala que dado el énfasis que hay en la promoción de las semillas de calidad y procesos de certificación, los más afectados por la nueva ley son: a) los expendedores medianos de semillas que venden cantidades de semillas no certificadas de cultivos, ni tradicionales, ni nativas (ej., arveja, arroz, y otras) y b) la balanza de pagos, porque, según Elizabeth, “nos veremos abocados a importar semillas certificadas (como pasa con las semillas de hortícolas) porque el país no tiene capacidad de producir tantas semillas certificadas bajo las normas y rigores convencionales”.

Roberto Gortaire, anteriormente  representante de los Consumidores en COPISA añade que es posible que habrá controles más rigurosos “que de hecho ya se han observado en algunas provincias como Loja.”

Para el investigador y productor agroecológico Steve Sherwood de la Granja Urkuwayku en el Valle de los Chillos, la propuesta en la ley de impulsar “buenas practicas” últimamente va en contra del concepto de un Ecuador pluricultural, ya que “El argumento de buenas practicas se basa en la noción positivista que existen mejores practicas, es decir que existe un mundo definido positivo, dentro de lo cual, gracias a la ciencia, se determina el mejor camino hacia el futuro (semilla más productiva, forma de preparar el suelo, diseño de cultivo, etc.). Steve opina que “con esta noción se pierde la importancia de las diversas formas de hacer, y la riqueza que se encuentra en la heterogenidad de las prácticas agroecológicas campesinas que son adaptadas a las circunstancias locales – diversidad de expresión que queda a las raíces de la agroecología y el consumo responsable”.

Nataly Torres de la ONG FIAN analiza que «tanto la Ley de Semillas y la Ley de Sanidad Agropecuaria maximiza el control por parte del Estado a la pequeña producción campesina e indígena que tendrá fuerte impactos si no se corrige la distinción en cuanto al control entre este tipo de producción con la producción industrial y a gran escala.»

Mientras tanto, para no bajar la atención, ni el hacer, “Sembrar y comer diverso es la forma de resistir” recuerda Xavier Mera de la ESPOCH en Riobamba, al recalcar que debemos seguir activando la lucha desde la práctica. Entre organizaciones e individuos sabemos que necesitamos unidad y respaldarnos, así como actualizarnos de lo que sucede en todos los niveles de este territorio ecuatoriano (hogar, trabajo, redes, ferias, organizaciones, sesiones de asamblea, vetos presidenciales…).

La comida es nuestra

 Desde la perspectiva de la agroecología y la soberanía alimentaria, la comida — en todos sus formas y procesos de producción, circulación, consumo y expresión — es un bien público que necesariamente tiene que quedar en las manos de “la gente que come.” Como explicó el Abogado Xavier Martínez de CEDEMME en México durante un foro público sobre los recursos genéticos en FLACSO en mayo, “El estado no es un campesino. Es una burocracia.  No es capaz de producir semillas.”

A través de América Latina estamos experimentando una incursión agresiva en los espacios legales a favor de la mercantilización y privatización de las semillas, tanto como otros procesos esenciales de la vida, en el nombre de la buena práctica, como determinada por las normas de la ciencia, para “alimentarles a los pobres”, la higiene y  la sanidad.

Steve Sherwood: “No se reconoce que las familias rurales ya están proveyendo la mayor parte del alimento para el público, comúnmente sin mayor apoyo y muchas veces con mucho antagonismo de parte del estado. Sentimos que es urgente recalcar que la comida es demasiado importante para dejar en las manos del estado, la ciencia o la industria privada.”

Los financistas de la alimentación somos todos los que comemos. No necesariamente el Estado determina el cambio social en lo agro-alimentario-gastronómico del país, pero lo haremos nosotros. La defensa también debe ser por los modelos productivos como la agroecología en los cuales los productores no dependen de paquetes agrícolas externas para sembrar, producir y comer.

Necesariamente, la comida es nuestra y nos toca cuidarla de forma responsable. Por eso, las familias QueRicoEs seguimos practicando y promoviendo el buen comer: rico, sano y de nuestra tierra.

 

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