TRANSGÉNICOS PERMITIDOS EN EL ECUADOR

¡La Asamblea Nacional ha dado un paso gigantesco, pero en la dirección equivocada!

Este texto fue escrito por Roberto Gortaire, del Colectivo Agroecológico de Ecuador, días después que la Asamblea Nacional aprobara el veto emitido por el presidente Rafael Correa, que autoriza el ingreso de semillas y cultivos para fines investigativos. Ha transcurrido casi un año desde la aprobación del veto. En este tiempo, las organizaciones sociales han presentado seis demandas a la Corte Constitucional para mantener a #EcuadorLibreDeTransgénicos. Este artículo contextualiza la situación y da luces para seguir la audiencia que convoca la Corte para tratar las seis demandas, el próximo lunes 14 de mayo del 2018.


A mi padre, tipo profundo y siempre bromista, solía repetir un viejo chiste de borrachitos: Después de la farra y andando de tumbo en tumbo a media noche, a uno de éstos alegres se le cae la llave de la casa; bajo un poste de luz buscaba y buscaba sin hallar nada, aparece el amigo sano y le dice:

  • ¿Qué andas buscando, vé?
  • ¡Es que se me pierde la llave!, le dice el chumadito.
  • ¿Y por onde es que se te cayó?, le dice el otro.
  • Allá en la vereda de en frente
  • ¡Elé mudo!, ¿y quiaces buscando acá, si se te perdió allá?
  • ¡ES QUE AQUÍ HAY MAS LUZ!

Disculparán lo mal contado, pero así resumo lo que el 1 de Junio de 2017 ha hecho nuestra nobel Asamblea Nacional Legislativa.  Al allanarse al veto presidencial que permite el ingreso de semillas y cultivos transgénicos para investigación nos han puesto a buscar donde nada se ha perdido. Habrá más alharaca, más atención, más luz y más plata para el desarrollo de transgénicos, ¿pero qué iremos a encontrar, si lo que importa está en la vereda de en frente?

¿Qué problemas se pretenden resolver en el Ecuador con los transgénicos?  Asambleístas han dicho que se piensa incrementar los rendimientos de los cultivos; reducir el ataque de plagas y enfermedades; hacer plantas resistentes a heladas y sequías; apoyar a los agricultores a salir de la pobreza y hasta reducir el uso de químicos.  Que coincidencia, estas sanas ilusiones se parecen mucho al cuento de “Juanito y las semillas mágicas”, ese buen muchacho que sembró unos frijolitos encantados que de la noche a la mañana crecieron más allá de las nubes del cielo, llevándolo a un nuevo mundo de gigantes donde se encontraban increíbles tesoros y maravillas. Pero lástima, que lejos están nuestras autoridades para entender que los transgénicos en más de 30 años no han podido cumplir ni cumplirán ninguna de esas promesas.

Tratándose de un tema tan delicado dejaremos de lado los chistes y los cuentos, bajaremos de la nube de ilusiones y pondremos los pies sobre la tierra porque debemos hablar ni más ni menos que del futuro de la agricultura ecuatoriana, que implica la vida de cientos de miles de familias campesinas, y de los sagrados alimentos que cada ciudadano de este país se sirve cada día durante toda su existencia. Para hablar de transgénicos, antes de tomar posición, es mejor constatar los hechos y no hacer elucubraciones.

¿Qué son los Organismos Genéticamente Modificados?

Aclaremos en primer lugar qué son los Organismos Genéticamente Modificados o comúnmente denominados Transgénicos: Los seres vivos, fruto de millones de años de evolución, estamos organizados en reinos, familias, géneros y especies.  Cada cual tiene su forma de reproducción, y cada cual se cruza con cada quien; es decir: maíces se cruzan con maíces, perros con perras, etc.. Pero a fines de los años 70 la ingeniería genética desarrolló una tecnología capaz de romper el orden natural de las especies, tomar componentes genéticos de un ser vivo e introducirlos en otro, rompiendo  las barreras de género, familia y reino. Se crean así organismos de forma artificial que jamás han existido en la naturaleza: por ejemplo hoy podemos encontrar genes de bacterias, virus y escorpiones en una planta de maíz o de soya; también genes de peces en una planta de tomate. La intención es dotar a esos nuevos organismos de alguna característica propia de otro ser vivo. En agricultura se han desarrollado plantas tolerantes al uso de herbicidas, comúnmente denominadas RR (para poder rociar las malezas y que el cultivo no muera), y plantas productoras de insecticida, conocidas como BT (es decir plantas que llevan incorporado su propio veneno). En el año 1995 iniciaron las liberaciones masivas de estos cultivos sin que la sociedad conozca lo que estaba ocurriendo y sin desarrollarse pruebas de largo plazo que descartasen riesgos a la salud pública, al ambiente, o a la agrobiodiversidad.  

¿Qué pasó en estos 40 años de experimentación con transgénicos?

Veamos entonces que ha ocurrido tras 40 años de experimentación. A más de 20 años de la primera siembra comercial a gran escala, e invertidos miles de millones de dólares por parte de la industria biotecnológica en  180 millones de hectáreas cultivadas con transgénicos en poco más de 20 países; y tomemos precauciones, no vaya ser que nuestras altas expectativas nos lleven a caer desde semejantes alturas a las que nos llevó Juanito, el del cuento:

  1. Ni uno solo de esos cultivos ha generado mayores rendimientos por cosecha, al contrario  estudios demuestran reducciones de entre 7 y 10%. Ninguna modificación puede incrementar rendimientos, según lo advierten las propias transnacionales productoras, simplemente porque esto no depende únicamente de la semilla cultivada sino de múltiples factores como la calidad de suelo, de su fertilidad, estructura y topografía, de los insumos utilizados, de las condiciones climáticas, acceso al agua de riego, etc.
  2. La experimentación sobre cultivos resistentes a heladas y sequías ha resultado en repetidos fracasos, los transgénicos no pueden y no podrán enfrentar estos fenómenos porque adaptarse con éxito a climas y circunstancias extremas no depende solo del tipo de semilla sino de un manejo adecuado de suelos, de riego, de pisos climáticos, de cultivos diversificados y asociados, de barreras vivas y otras técnicas de mitigación, y por supuesto también de variedades de semillas adaptadas al territorio, tal como lo hicieron exitosamente nuestros pueblos campesinos con diversidad de cultivos como papa, maíz, quinua, amaranto, chocho, y un largo etc. de variedades originarias olvidadas o guardadas en museos de semillas y que hoy serían respuesta para diversos problemas agronómicos que enfrentamos.
  3. Al contrario de la oferta de la biotecnología moderna, el uso de transgénicos ha incrementado ostensiblemente la aplicación de agrotóxicos, particularmente del Glifosato, el herbicida más vendido en el mundo y que hoy la OMS lo ha catalogado como posible cancerígeno; en definitiva es falsa la correlación entre uso de transgénicos y disminución de agroquímicos, ocurre exactamente lo opuesto.
  4. Cultivos transgénicos son más costosos, incrementan la dependencia y la pobreza rural: En países como EEUU, Brasil  o Argentina se ha intensificado la producción de OGM a través de extensas áreas de cultivos con alta mecanización y mayor uso de insumos, se cosecha y se siembra sin rotaciones ni descanso para los suelos. Este insostenible y costoso modelo solo se ha podido expandir y sostener gracias a ingentes recursos públicos que subsidian la producción, desplazando a las familias campesinas y otros modos de agricultura; Las patentes y normas de propiedad intelectual implican que los agricultores deban pagar cuantiosas regalías por el uso de estas semillas, además de prohibición expresa de guardarlas y reproducirlas, cada ciclo hay que volver a comprar la semilla. Son muy comunes los juicios de empresas transnacionales contra agricultores por el uso no permitido de sus semillas, incluso cuando se ha tratado de una contaminación involuntaria. ¿Quien puede pensar que es un modelo que ayudará a los agricultores a salir de la pobreza?
  5. El destino de casi la totalidad de las 180 millones de hectáreas cultivadas con OGM  es la industria de balanceados para animales en EEUU y Europa, y la producción de bio diésel para sus vehículos; los transgénicos compiten por el uso de suelo y agua que podrían destinarse a la producción de alimentos.
  6. Se dice también que Ecuador está rezagado tecnológicamente por no incorporar este modelo, sin embargo la realidad es que en la actualidad menos de 30 países han autorizado transgénicos y desarrollan de forma extensa estos cultivos y más del 90% del área sembrada se concentra en apenas 6 países , y por el contrario son muchas más las naciones que los restringen o prohíben, entre ellos la mayoría de países de Europa (como Francia, Alemania, Italia, Suecia…), además Rusia, Japón, Corea de Sur… pero en fin, que podríamos esperar de estos “pueblos atrasados”.  
  7. A este último punto añadiremos el creciente rechazo de los consumidores en Europa, Asia, EEUU hacia los alimentos transgénicos, precisamente nuestros principales mercados de exportación; ellos nos señalan la demanda en dirección de alimentos cultivados de forma orgánica o agroecológica, demanda que cada año crece a un ritmo 8% , rubros en los que nuestro país, por su privilegiado clima y diversidad, podría ser altamente competitivo con las políticas de fomento apropiadas, por ejemplo mantenernos como país libre de transgénicos.

Otros argumentos y especulaciones que se esbozaron en el debate legislativo el pasado 1 de Junio, necesitan ser aclarados y desmentidos por la realidad.  Quedó dicho que no existen pruebas de que los OGM sean nocivos para la salud pública, y además se ha reiterado varias veces que: “todo lo que comemos ya es transgénico; el trigo que importamos para hacer harina y pan es transgénico; hemos comido transgénicos por muchos años, y nadie se ha muerto”.  ¡iluminemos la vereda de en frente por favor!

    1. El consenso científico mayoritario a nivel mundial es que los transgénicos si implican riesgos para la salud pública, a pesar de ello el poderoso loby de la industria biotecnológica ha logrado posicionarse ante las instancias claves como la OMS (La Organización Mundial de la Salud tibiamente sugiere precaución). Lograron también que la FDA norteamericana (agencia que regula los alimentos) catalogue a los transgénicos como alimentos sustancialmente equivalentes a los alimentos normales, por tanto no requieren de ser regulados de diferente manera.  Pero las evidencias de daños a la salud humana abundan, aquí unos pocos ejemplos:
      1. Caso del Maíz Starlink: primer transgénico prohibido para consumo humano ¿No se supone que era inofensivo? ¿Y por qué se prohíbe su consumo? Precisamente porque este fue el causante de miles de casos de alergias y daños a la salud en ciudadanos de EE.UU.  Enormes cantidades se retiraron de perchas de supermercados en un escándalo público y televisado que ocurrió en 2001. Desde entonces, quienes promueven los transgénicos ya no ocultan los riesgos inherentes a esta tecnología y ahora hablan de hacer evaluaciones  “caso por caso”.
      2. Varias pruebas de largo plazo desarrolladas en laboratorios certificados demostraron que al alimentar mamíferos con productos transgénicos de forma directa se observan daños y malformaciones en órganos internos (hígado, páncreas), baja fertilidad, crías no nacidas o con poco crecimiento, tumores, entre otros graves problemas.  Los estudios más difundidos son del reconocido investigador húngaro Arpad Pusztai; de la laureada bióloga de la academia Rusa de Ciencias Irina Ermakova y más recientemente de la Universidad de Caen en Francia. El genetista Seralini, que lideró este estudio, antes era considerado una eminencia en el tema y hoy extrañamente es tachado de pseudocientífico y su trabajo ha sido denigrado por la industria.  
      3. Todos los transgénicos contienen genes de resistencia a antibióticos, lo cual es causa de preocupación para la comunidad médica porque puede tener efectos en el control de enfermedades infecciosas.
      4. En general, la tecnología concibe enormes incertidumbres ya que los genes no operan de forma mecánica, la transgénesis no es predecible ni estable, como aseguran sus promotores.  No es cierto que un gen modifique una sola característica, en realidad los cambios arbitrarios y mezclas genéticas puede causar efectos impredecibles.

 

  • Es absolutamente falso que el trigo que nuestro país importa sea transgénico. Ciertamente la harina que utilizamos para elaborar pan, fideos y otros se cultiva mayormente en Canadá y Argentina, pero NO ES TRIGO transgénico. No se han cultivado extensamente variedades transgénicas de este cereal y existe una notable resistencia de los propios productores de trigo porque es un producto que se consume de forma directa, diaria y masiva por cientos de millones de personas cada día, a diferencia de la soya rr o el maíz bt, que se consumen de forma indirecta a través del balanceado animal; los fabricantes saben muy bien que el consumo directo y permanente de OGM concibe riesgos para la salud humana a los que la industria no quiere exponerse, y la comunidad médica lo rechaza.

 

¿Y qué pasó con nuestra Constitución?

Dejando al margen el análisis anterior, que finalmente puede y será rebatido por otros actores, ¿qué decir sobre la flagrante ruptura del orden constitucional?, evaluemos: Hace casi 10 años la Constitución del Ecuador, luego de intensos y complejos debates y una vez refrendada por más del 60% de la población, ha declarado en su artículo 401 textualmente lo siguiente: “Se declara al Ecuador libre de semillas y cultivos transgénicos”. ¡Pausa y pregunto! ¿hasta aquí que parte no se entiende? Esta es la declaración fundamental: ¡guste o no guste! ya nosotros nos hemos dado la condición de País libre de OGM.

Por cierto, existe una excepción, repito ¡EXCEPCIÓN! el Artículo 401 continúa así: “Excepcionalmente y solo en caso de interés nacional debidamente fundamentado por la Presidencia de la República y aprobado por la Asamblea Nacional, se podrá introducir semillas y cultivos genéticamente modificados”.  Es decir, para que un OGM pueda ingresar al Ecuador deben converger 4 circunstancias:

  1. Excepcionalmente: Implica una medida transitoria y pasajera porque ante todo prevalecerá la condición de país libre de transgénicos, esa es la regla.
  2. Interés Nacional: ¿Qué circunstancias pueden determinar el interés público para permitir el ingreso excepcional de transgénicos? ¿una hambruna generalizada, una plaga que acabó con todas las plantas?.  Sea lo que fuere, debe fundamentarse y justificarse debidamente.
  3. Fundamentado por la Presidencia de la República: La Presidencia debe disponer de los estudios y razones bien fundadas que justifiquen el ingreso excepcional de transgénicos, y probar que no exista otra alternativa.
  4. Autorización de la Asamblea Nacional: ¡Atención! Es la Asamblea Nacional Legislativa el único organismo capaz de autorizar el ingreso excepcional de transgénicos, y no solo eso, sino que su propia normativa dispone que debe hacerse por mayoría absoluta (es decir 2/3 de sus miembros).  

Sigamos la cronología: En 2009, y luego de nuevos debates e intensos lobby de la industria agroalimentaria, se ratifica la condición de país libre de OGM en la Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria. El Artículo 26 copia el texto constituyente, porque obviamente una ley no puede modificar la Constitución y se : “se declara al Ecuador país libre de cultivos y semillas transgénicas”.

Finalmente, al 2017 y luego de 5 años más de debates, la nueva ley de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento a la Agricultura Sustentable es aprobada. No podría hacer otra cosa más que señalar infracciones y sanciones a quienes infrinjan la condición de país libre de transgénicos. Esto era así hasta que llega la objeción parcial remitida por la presidencia de la República el pasado 19 de mayo, a pocos días de la transición y que sorpresivamente indica lo que sigue: Art. 56 “Se permite el ingreso de semillas y cultivos transgénicos al territorio nacional, únicamente para ser utilizados con fines investigativos. En caso de que se requiera el ingreso para otros fines distintos, se deberá seguir el procedimiento establecido en la Constitución”.  No se necesita ser jurisconsulto ni experto para darse cuenta que una ley secundaria pretende superar a la Constitución, ¡han convertido la excepción en regla!  

La nueva ley aprobada autoriza el ingreso de semillas transgénicas sin pasar por la excepción, sin declaración de interés público, sin fundamento de la Presidencia, sin autorización de la Asamblea. La propia función Legislativa  ha renunciado a su derecho y deber de autorizar o no el ingreso de OGM. ¡Ya no existe el país libre de transgénicos!

Algunos pretenden argumentar que la norma solo autoriza ingreso de transgénicos con fines investigativos y que esto no implica ningún problema ni riesgo, pues la experiencia nos ha demostrado que la investigación en semillas transgénicas es la puerta de ingreso para el cultivo masivo e indiscriminado de OGM, tal como ocurrió en Argentina o Brasil, países donde igualmente esta tecnología era prohibida hasta que se implementaron “parcelas experimentales” que provocaron la contaminación genética generalizada.  Hoy podemos asegurar que en nuestro Ecuador, a presar de la prohibición explícita señalada en la Constitución ya se han identificado cultivos ilegales de soya transgénica en la provincia de Los Ríos, sin que las autoridades hayan hecho nada al respecto a pesar de las denuncias presentadas. Y ahora que los OGM han sido autorizados, ¿quién podrá impedir su expansión en los campos ecuatorianos? Cualquiera podrá alegar que está desarrollando “parcelas experimentales” o una siembra con “fines de investigación”.

¿Transgénicos para qué?

Nos preguntamos con indignación: ¿para qué hacer investigación sobre transgénicos en un país declarado constitucionalmente libre de transgénicos? ¿Para qué promover una tecnología riesgosa, obsoleta, inútil para resolver los problemas agrarios y que además es rechazada por la mayoría de la población? ¿Para qué, si en el país disponemos de una riquísima agrobiodiversidad aún poco desarrollada y casi nada investigada? ¿Para qué, si la Constitución y la ley de Soberanía Alimentaria ordenan que debe promoverse la investigación y desarrollo en agriculturas sustentables, agroecológicas, orgánicas? ¿Para qué, si nuestros principales mercados de agroexportación rechazan los alimentos transgénicos?

Un triste regalo en el día internacional de las y los niños

ué triste regalo nos ha dejado el Gobierno Nacional y la Asamblea Legislativa el 1ª de Junio, justamente en el día que debemos celebrar y val

orar lo más sagrado que es la vida presente y futura de nuestros guaguas. Ya no solo tendrán que padecer la era de las pandemias globales de desnutrición y obesidad, sino que deberán sufrir los alimentos genéticamente modificados para beneficio de pocas transnacionales capitalistas.

Señores y señoras Asambleístas, autoridades del Gobierno Nacional, señores de la ciencia y tecnología: si en realidad hay tanta preocupación por las familias campesinas, tanto amor por el agro ecuatoriano, en lugar de condenarnos a semejante retraso autorizando el ingreso de una tecnología que no resolverá nada, esto es lo que en verdad se necesita hacer:

  • Apoyen una Reforma Agraria Integral que garantice el acceso a tierra y agua para miles de familias campesinas que aún en este 2017 sufren por la alta concentración de estos recursos.
  • Transformen los mercados y creen un sistema de comercialización para la soberanía alimentaria, este es el mayor reclamo de las familias campesinas: precios justos que garanticen una remuneración para el trabajo agrícola.
  • Impulsen la investigación y desarrollo de tecnologías orgánicas, ecológicas y saludables en la agricultura para que nuestros campesinos no encuentren enfermedad y muerte donde deben hallar trabajo digno y libre. Detengan la expansión de monocultivos insostenibles y uso indiscriminado de agrotóxicos que acaban con la fertilidad de la tierra y destrozan la salud pública.
  • Ayúdennos a aprovechar nuestras ventajas competitivas, nosotros no tenemos grandes extensiones de tierra como Argentina o Brasil, pero gozamos de un clima y territorios privilegiados para diversificar la producción de alimentos orgánicos y agroecológicos de altísima calidad, cultivados por familias campesinas de diferentes culturas y con grandes conocimientos milenarios, hasta ahora poco valorados.

Exigimos la inmediata declaración de inconstitucionalidad a la norma que pretende introducir semillas transgénicas al Ecuador,

¡Respeten nuestra Constitución, respeten nuestra decisión, respeten la vida!